Dientes temporales: caída y precauciones

La caída del primer diente de leche es uno de los acontecimientos más importantes de nuestra juventud. Para nuestros hijos, desde un punto de vista fisiológico, marca una nueva etapa en su crecimiento. Aunque, como todos los padres sabemos, cuando ocurre este evento nuestros hijos no piensan en ello, sino más bien en la llegada del famoso Ratoncito Pérez. Dicho esto, para los padres la caída de los dientes temporales  de sus hijos representa una cuestión sobre la que tienen muchas dudas respecto a la manera correcta de actuar. Sin ir más lejos, algunos padres, al primer síntoma de debilitamiento, no dudan en arrancarlos. Sin embargo, hacer esto es cometer una grave equivocación. Los dientes de leche, como veremos más adelante, no son un servicio temporal para los niños. Para aclarar este tipo de asuntos y enseñaros como debéis actuar cuando el primer diente de leche se desprende de la boca de vuestros hijos, hemos elaborado el siguiente artículo. Prestad atención.

¿Qué son los dientes de leche?

Dado que ya os hemos explicado de forma detallada lo que son los dientes de leche, no nos extenderemos mucho en este punto. Los dientes de leche son los primeros que nacen en la boca de los niños. Estas piezas temporales comienzan a brotar de las encías a partir de los seis meses de edad. Como todos sabemos, los dientes temporales brotan de forma lenta y progresiva hasta que el niño cumple los 24 meses. Los dientes leche se mantienen en la boca de nuestros hijos hasta que estos cumplen entre 11 y 12 años. Por norma general, los niños tienen 20 piezas temporales. Diez en la arcada superior y diez en la inferior.

¿Qué hacer cuando empiezan a moverse?

Cuando notemos que los dientes de leche de nuestro hijo se están empezando a mover, lo ideal es dejarlos que sigan su curso. Hay que tener en cuenta que el proceso de caída de un diente de leche puede durar meses. Por tanto, si precipitamos su caída –por ejemplo, usando nuestra mano- podemos dañar las encías de los niños. Además, forzar la caída de un diente causará dolor a nuestro hijo. Esta recomendación queda exenta cuando la pieza temporal esta tan suelta que el niño no siente dolor al moverla. En este caso, podemos ayudar a nuestro hijo a quitarse el diente de leche.

¿Cuándo se caen los dientes de leche?

Para la caída de los dientes temporales no existe una fecha exacta. No obstante, sí que hay una estimación bastante precisa. Los dientes de leche comienzan a desprenderse de las encías de los niños cuando tienen entre cinco y seis años. Por otro lado, este proceso concluye cuando nuestros hijos cumplen once o doce años. Sin embargo, puede haber variaciones importantes entre un niño y otro. Esto último suele estar relacionado con un condicionante genético, o bien con el hecho de que las piezas hayan salido antes de que él bebe tuviera seis meses.

Fases en la caída de los dientes temporales

Los niños, generalmente, tienen 20 dientes de leche que deberán cambiar. El proceso es muy sencillo. En primer lugar, los dientes definitivos comienzan a presionar a las raíces de los temporales, puesto que quieren brotar de la encía. Posteriormente, esta presión genera que los dientes de leche se deterioren y comiencen a moverse. Finalmente, se desprenden y dejan el hueco para los definitivos. Por norma general, la dentadura inferior definitiva es la primera que suele aparecer. Por ello, son dientes de leche inferiores son los que suelen caerse primero. Una vez empezado, suelen ir cayéndose sucesivamente arriba y abajo:

– Arcada inferior: los incisivos centrales sobre los 6 años; los incisivos laterales, a los 7 años; los caninos y primeros molares a los 9 y 10 años respectivamente, y los segundos molares a partir de los 11 años.

-Arcada superior: los incisivos centrales a los 7 años; los laterales a los 8 años; los caninos a los 11 o 12 años; los primeros molares alrededor de los 9, y los segundos molares a los 10 aproximadamente.

No obstante, puede que haya retrasos en la erupción de los dientes definitivos o, incluso, retrasos. En este caso, los padres no han de preocuparse, puesto que esto se debe a que tanto temporales como definitivos están correlacionados. Dicho de otra manera, el diente definitivo brotará de la encía según cuando lo haya hecho el diente que le precede.

¿Por qué debemos dejar que los dientes de leche se desprendan solos?

A continuación, veamos cuáles son las razones por las que no debemos retirar de manera apresurada los dientes de leche:

  1. Encías: el tejido de las encías es muy sensible. Al forzar la caída de los dientes temporales corremos el riesgo de dañar este tejido. En el caso de que ocurra este, probablemente, nuestro hijo tendrá que someterse a una cirugía para garantizar que no se produzca una infección, así como la correcta curación de la herida.
  2. Dolor: como es obvio, cuando forzamos la caída de un diente el niño sentirá dolor y molestias. El dolor es sinónimo de que el diente de leche todavía no está listo para desprenderse de la encía. Los dientes temporales necesitan tiempo para que su raíz se deteriore por la presión de las piezas definitivas. Hasta que el niño no deje de sentir dolor en la pieza temporal, no debemos forzar la caída de esta.
  3. Los dientes de leche guían a los definitivos: la dentición temporal hace de guía de la permanente. Los dientes definitivos presionan las raíces de los de leche hasta que están se disuelve y pueden brotar por el hueco sobrante. Sin embargo, si extraemos antes de tiempo un diente primario, los secundarios perderán su guía. En este caso, puede que la dentadura definitiva surja torcida e, incluso, en un lugar que no le corresponde.

Cuidados de los dientes definitivos

Cuando nuestro hijo ha desarrollado la dentadura definitiva, resulta imprescindible afianzar los hábitos de higiene y cuidado bucal. Recordad deben cepillarse los dientes después de cada comida, evitar en la medida de lo posible los alimentos ricos en azúcar y acudir de manera regular a una clínica dental.

La primera visita al odontopediatra

Cuidar de su salud es una de las mayores muestras de amor que los padres pueden ofrecer a sus hijos. Acudir de manera regular a la clínica de un pediatra resulta indispensable para evitar que nuestros hijos contraigan enfermedades. Del mismo modo, llevarlos de forma regular al dentista es una manera de cuidar de su salud de forma responsable. Como ya hemos explicado en incontables ocasiones, debemos tratar de llevar a nuestros hijos  a un odontopediatra desde que soy muy pequeños. Este profesional de la odontología –experto en el tratamiento en niños- hará que nuestros hijos aprendan la importancia de cuidar de su salud oral. Aunque no hay una edad consensuada para acudir por primera vez al dentista, casi todos los especialistas coinciden en que el niño debe haberse sometido a su primer chequeo dental durante su primer año de vida.

El odontopediatra debería ser el encargado de esta primera revisión. No en vano, hablamos de un profesional de la odontología especializado exclusivamente en el tratamiento de los niños. En Praxis Dental Toledo contamos con un equipo experto en revisar la salud oral de los más pequeños. Tratamos enfermedades bucodentales en niños como la caries del biberón, la maloclusión, la gingivitis o el bruxismo. Además, enseñamos a los padres cómo deben cuidar los dientes de leche de sus hijos y cómo deben educarlos para que aprendan por si solos a cuidar de su salud oral. Solo expertos como nuestro odontopediatra están cien por cien capacitados para atender tanto a niños como a bebes. Asimismo consultas como Praxis Dental Toledo disponen de un entorno mucho más amigable para recibir a los más pequeños de la casa. Dicho esto, veamos cuáles son las recomendaciones que deben tener en cuenta antes de acudir con sus hijos a un dentista por primera vez.

Consejos: primera visita al dentista

  1. Acuda a un odontopediatra: como se ha dicho con anterioridad, lo ideal es que asistamos con nuestros hijos a una clínica de odontopediatria. Y es que estos profesionales son los mejor preparados para tratar a los niños. Los odontopediatras cuentas con más conocimientos que cualquier otro profesional a la hora de tratar a los más pequeños. Además, disponen de herramientas y consultas enfocadas en estos. Por último, cuentan con años de experiencia en el trato con los niños, por lo que estos se sentirán mucho más relajados que en la clínica de un dentista corriente. No obstante, esto no quiere decir que un odontólogo común no pueda tratar a nuestros hijos, sino que un odontopediatra lo hará –o debería- mejor.
  2. Contarles lo importante que es cuidar sus dientes: solemos pensar que los niños no entienden las cosas que les explicamos los adultos. Sin embargo, son más inteligentes de lo que imaginamos. Cuando les explicamos las cosas despacio, con palabras sencillas y con un tono de voz suave, ellos pondrán atención y lo entenderán. En este punto, hay que enseñarles lo que acarrea no cuidar de su salud oral: caries, traumatismos, gingivitis, bruxismo… Además, es convenientes contarles que el odontopediatra es su “amigo”. Es decir, quien se encargara de que todo en su boca este correctamente. Una fórmula sencilla de llevar a cabo esto es, por ejemplo, decirles a nuestros hijos que es lo que hace este especialista, como se llama…
  3. No contarles experiencias negativas propias: aunque resulta obvio, algunas veces los padres cometen este error. Los niños deben aprender, lo antes posible, lo beneficioso que es para ellos acudir de manera regular a un dentista y cuidar sus dientes. Por este motivo, aunque hayamos tenido alguna experiencia negativa no hay que contársela. Hacer esto lo único que provocará será un sentimiento de rechazo y miedo de parte de los más pequeños hacia el odontopediatra.
  4. Estar con ellos en todo momento: recordemos que se trata de la primera vez que nuestros hijos acuden a una clínica dental. Por primera vez tratarán con el odontopediatra, alguien desconocido para ellos. Por esta razón resulta de vital importancia acompañarlos en todo momento. De lo contrario, nuestros niños se sentirán incómodos e, incluso, con miedo. Una vez que hayan visitado varias veces al especialista, que ya les resulte una persona familiar, será el momento de dejarlos pasar por si solos a la consulta.
  5. No amenazarles con llevarles al dentista: para concluir, jamás hay que amenazarles con llevarles a un dentista. Al hacer esto, los niños entienden que visitar un odontopediatra es sinónimo de algo negativo, o doloroso, o de un castigo por haberse portado mal. Como ya hemos señalado, los más pequeños deben comprender que acudir al odontólogo y cuidar de su salud oral es algo positivo para ellos. Por tanto, hacer uso de amenazas de este tipo cuando hacen alguna “trastada”, no es buena idea.

En Praxis Dental Toledo le ofrecemos todo el tiempo necesario para planificar el tratamiento a sus hijos de la manera más precisa. Cuidamos de la salud bucodental de los más pequeños durante su crecimiento mediante revisiones y tratamientos preventivos. Acuda ahora a nuestra consulta y disfrute de las ventajas de nuestra tarjeta familiar. ¡Ahorrará un 10% en todos los tratamientos de su hijo y le proporcionaremos financiación!