Higiene dental nocturna en los niños

Higiene dental nocturna en niños

 

Higiene dental nocturna: ¿por qué es tan importante para los niños?

 

La higiene dental nocturna es importantísima para preservar la salud bucodental de los niños por dos motivos. En primer lugar, cepillarse los dientes antes de irse a dormir es imprescindible para eliminar los restos de comida y la placa bacteriana acumulada a lo largo del día. De otro, debemos tener presente que nuestro organismo produce menos saliva durante la noche. Recordemos que la saliva ayuda a mantener limpia la boca de restos de alimentos y evita la proliferación de bacterias. Por todo ello, es fundamental que los niños se sometan a una higiene dental rigurosa ante de irse a la cama.

Cuando los niños no se lavan – o lo hacen de forma deficiente- los dientes antes de dormir, su placa bacteriana aumenta de tamaño, lo que implica mayores probabilidades de desarrollar caries, gingivitis, periodontitis e incluso halitosis. Asimismo, una buena higiene dental nocturna impide la formación de sarro, una capa dura y amarillenta sobre los dientes que aparece cuando no se elimina la placa bacteria con regularidad. El sarro también favorece la aparición de la caries dental, las enfermedades periodontales o el mal aliento. Como podemos ver, el cepillado de los dientes nocturno es el más importante de todos. En los siguientes apartados, veremos con más detenimiento las consecuencias negativas de no lavarse los dientes antes de irse a la cama. También los hábitos de higiene dental que deben seguir los niños, y algunos consejos para vosotros: los padres.

Higiene dental nocturna en niños: consecuencias de no lavarse los dientes por la noche

 

Caries dentales: la caries dental es una de las patologías más comunes que desarrollan los niños que no siguen una buena higiene bucodental. En especial, aquellos que no se cepillan los dientes antes de irse a la cama. Esto se debe a que durante la noche las bacterias de la boca están mucho más activas, lo que favorece el aumento constante de la placa bacteriana. Las bacterias de la placa contienen ácidos que atacan el esmalte de los dientes.

Cuando la placa no se elimina a diario, la acción del ácido termina por corroer el esmalte y formar caries en los dientes. La caries dental tiene consecuencias graves en la salud oral de los más pequeños de la casa: molestias al masticar, sensibilidad dental, desarrollo incorrecto de los maxilares, cavidades en los dientes, pérdida de piezas…

Enfermedades de las encías: la gingivitis (inflamación de la encía) y la periodontitis (infección grave de la encía que provoca la recesión de la misma y la perdida de hueso) son otras consecuencias comunes de no lavarse los dientes antes de irse a la cama. La placa bacteria no se acumula solo en los dientes, sino que también lo hace sobre la línea de las encías. Por tanto, las bacterias acaban por deteriorar a las encías de igual manera que lo hacen los dientes.

La primera fase de esta patología (gingivitis) se caracteriza por el enrojecimiento e hinchazón de la encía. Sin embargo, cuando no se trata a tiempo, se desarrolla la periodontitis. Esta enfermedad bucodental tiene efectos negativos mucho más severos que incluyen la perdida de hueso y de los dientes.

Halitosis: una higiene dental nocturna inexistente o deficiente favorece que los niños desarrollen mal aliento. Cuando no se eliminan regularmente las bacterias de la boca, su presencia es tal que podemos percibirla hasta con nuestro olfato. Esto se debe a que durante la descomposición de las partículas de los alimentos, las bacterias liberan un gas con olor desagradable responsable del mal aliento.

¿Cuáles son los hábitos de higiene oral que deben seguir los niños?

 

Cepillarse los dientes todos los días: es muy importante asegurarse de que el niño se cepilla los dientes tras cada comida. Sin embargo, debemos poner especial atención al cepillado nocturno por los motivos que ya hemos señalado anteriormente. El cepillo de dientes tiene que ser el adecuado a la edad del niño. Además, tiene que tener un mango ergonómico y grueso, ya que facilita la maniobrabilidad. Para motivar a que el niño se cepille los dientes, se recomienda adquirir cepillos de diente con colores llamativos.

Cepillado de los dientes de forma completa: no es suficiente con que el niño se cepille los dientes después de cada comida. También es necesario que el cepillado lo realice de forma correcta. Esto significa que el cepillo debe llegar a todas las superficies de los dientes: zona interior, externa, superficie de la mordida. Además, también a la lengua, pues esta contiene muchas bacterias. Por último, el cepillado tiene que realizarse desde la línea de la encía hacia la superficie del diente.

Escoger el dentífrico adecuado: los niños deben usar pasta dental con flúor durante el cepillado de los dientes. El flúor fortalece el esmalte de sus dientes y, por tanto, previene el desarrollo de caries dentales. Sin embargo, no todas las pasta de dientes con flúor sirven para todos los niños. Depende de la edad. En función de esto: niños de entre 6 meses y 2 años (pastas dentales de 1000 ppmF); de entre 2 y 6 años (1000-1450 ppmF) y niños de más de 6 años (1450 ppmF).

Usar enjuague bucal: los niños de 6 o más años ya pueden utilizar enjuagues bucales tras cepillarse los dientes. Se recomienda su uso prioritario durante la higiene dental nocturna, ya que los colutorios eliminar los restos de alimentos y bacterias. Sin embargo, hay que escoger aquellos que no estén hechos a base de alcohol ni que contengan colorantes.

Hilo dental: la seda dental elimina la placa bacteriana donde el cepillo no puede llegar, evita el desarrollo de caries interproximal (entre los dientes) y previene la aparición de enfermedades en las encías. La edad recomendada para que comience a utilizar el hilo dental después de cada comida es alrededor de los 6 años, pero deberán tener asistencia de un adulto hasta que sean capaces de hacerlo solos.

Limpiar las encías del bebe: la higiene oral de los niños debe comenzar incluso antes de que haya brotado su primer diente de leche. Esto significa que hay que limpiar la encía, lengua y paladar del bebe para evitar que las bacterias proliferen en su boca. Para ello, se recomienda usar una gasa limpia y húmeda (en agua templada), la cual se colorará en el dedo índice y se pasará suavemente por la cavidad oral.

Cambiar regularmente el cepillo de dientes: es fundamental renovar el cepillo de dientes del niño cada 3 meses. Conforme se utiliza el cepillo, las cerdas o filamentos de este se deterioran y pierden eficacia. Un cepillo dental desgastado no puede llegar a las áreas de difícil acceso, como es el caso de los espacios entre los dientes. Además, un cepillo en mal estado suele presentar el endurecimiento de sus filamentos y, por tanto, propiciar el desgaste del esmalte. Así pues, el cepillado no solo sería deficiente, sino que puede provocar el desarrollo de caries dentales.

Limitar el consumo de azúcares: los niños no deben abusar de alimentos y bebidas con alto contenido en azúcar. Los dulces, las chucherías, los chicles, el chocolate o los refrescos azucarados, contienen gran cantidad de azúcar que se pega con facilidad a los dientes. Por tanto, facilitan la aparición de la caries.

Acudir al odontopediatra con regularidad: es importante que desde el primer año los niños acudan a una clínica especializada en odontología infantil. Los odontopediatras comprobarán que sus dientes se están desarrollando correctamente.

Cuando toman medidas proactivas para garantizar que sus hijos lleven una higiene dental nocturna adecuada, los padres juegan un papel decisivo en la salud bucodental de los niños a largo plazo. Invertir en estos hábitos no solo es una inversión en su sonrisa, sino también en su futuro bienestar general.

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