Dientes podridos en niños: tratamiento y prevención

Dientes podridos en niños.

¿Qué son los dientes podridos?

Los dientes podridos es simplemente la manera en la cual la mayoría de las personas no especializadas en odontología describen a las piezas dentales que presentan caries avanzada. La caries es una de las enfermedades dentales más problemáticas y generalizadas entre la población. Cuando no se trata a tiempo, este fenómeno termina por dañar la estructura interna del diente provocando su irreversible perdida. Además, otro aspecto relevante de los dientes con mucha caries o podridos es que las bacterias se transmiten de una pieza a otra. Si no se trata un diente con caries, no solo se perderá esa pieza, sino que también pueden caerse las adyacentes. Por otro lado, la caries dental es una enfermedad más presente de lo que solemos imaginar en los niños. Sin ir más lejos, en nuestro país las estimaciones señalan que más de 500.000 niños tiene una o varias piezas dentales con caries. En el artículo de hoy hablaremos con profundidad sobre la caries dental en niños: qué la provoca, qué consecuencias tiene para la salud bucodental de los pequeños, cómo podemos tratarla y prevenirla.

¿Pueden los niños tener los dientes podridos?

Por norma general, asociamos los dientes con caries avanzada a personas adolescentes o adultas. Sin embargo, los niños también pueden presentar este fenómeno a muy temprana edad. Por ejemplo, los bebes que desarrollan la conocida caries del biberón tienen muchas probabilidades de tener caries profundas. Esto se debe a que con la caries del biberón desarrollan esta enfermedad desde que brotan sus primeros dientes de leche. Cuando los padres ignoran las primeras señales de caries en los dientes de sus hijos, la enfermedad comienza a extenderse progresivamente por el resto de sus dientes. La falta de un tratamiento adecuado -o a tiempo- hace que los niños con caries prematuras presenten dientes podridos al llegar a la pubertad. Debemos tener en cuenta que el esmalte de los dientes de leche es mucho más débil que el de la dentición definitiva. El esmalte es la capa que recubre la superficie externa de los dientes protegiéndolos de las bacterias. Si no se actúa rápidamente, las bacterias se expanden y acceden a la pulpa hasta formar una mancha negra que hace que el diente se pudra.

¿Cómo se forman los dientes podridos?

La caries dental surge por la acción de los ácidos de la boca presentes en la placa bacteriana que no se han limpiado correctamente. Tal como hemos apuntado anteriormente, el desarrollo de esta patología es progresivo. De hecho, lo habitual es que durante sus primeras fases el niño no sienta ninguna molestia. Generalmente, cuando aparecen los primeros síntomas de dolor quiere decir que la caries está en un estado avanzado de desarrollo, lo que con mucha probabilidad requerirá un tratamiento más complejo que un simple empaste. Por ello, siempre insistimos en que vuestros hijos se hagan chequeos dentales con regularidad. El odontopediatra es quien mejor puede detectar cualquier anomalía en la boca de los niños, antes siquiera de que vosotros la percibáis. Regresando a lo que nos atañe en este apartado; para hablar de un diente podrido han de pasar las siguientes fases:

  • Las bacterias comienzan a deteriorar el esmalte de los dientes, que es la capa que se encarga de proteger su interior.

  • Cuando el esmalte dental se ha debilitado, las bacterias prosiguen con su trabajo sobre la dentina, la cual preserva la cámara púlpar.

  • Al llegar a este punto, el tratamiento mediante empastes u obturación del diente es irreversible, ya que estos tejidos no se regeneran.

  • La siguiente fase, la más severa, es cuando la caries sigue actuando sobre la pulpa dental. Este tejido blando, que se encuentra en el interior del diente, contiene los nervios y vasos sanguíneos de la pieza. Cuando la caries llega a este lugar, se produce una infección muy severa y dolorosa que inflama los dientes y las encías.

  • Una vez que la caries ha alcanzado la capa interna del diente, es inevitable que aparezcan manchas negras sobre la superficie de la pieza hasta que esta acaba fracturándose y perdiéndose.

¿Cómo tratar los dientes podridos en niños?

El tratamiento para curar una caries dental y, en última instancia, un diente podrido, varía según la gravedad del caso:

Empastes dentales: mediante este tratamiento el odontopediatra elimina el tejido muerto o afectado del diente, para después rellenar el hueco resultante con composite. Este procedimiento es el empleado cuando el daño sobre el diente es leve.

Incrustación: se trata del mismo procedimiento que el tratamiento anterior. Sin embargo, en este caso el proceso solo se realiza sobre los molares. Consiste en restaurar una muela cuando esta ha perdido gran parte de su superficie dentaria y no es posible tratarla únicamente con una obturación.

Coronas dentales: es un tratamiento indicado para aquellas piezas dentales que han perdido gran parte de su volumen por la caries. Para su restauración se coloca una funda (corona) sobre el diente que queremos restaurar. Además, para asegurar la sujeción de la corona, probablemente el especialista inserte un perno de fibra de vidrio que conecte el diente con la funda.

Implantes dentales: finalmente, cuando la caries ha dañado severamente el diente y no es posible preservarlo, se procederá a su extracción. A continuación, colocaremos un implante dental en su lugar que hará de raíz dentaria, devolviendo la estética y funcionalidad de la boca a su normalidad. No obstante, este procedimiento solo se aplica en personas adultas. En el caso de los niños, el dentista puede valorar la colocación de una prótesis removible.

Consejos para evitar la caries en niños

Evitar el consumo excesivo de azúcar: bollería, repostería, refrescos azucarados, jugos, caramelos, helados, etc.

Correcta higiene dental: cepillarse los dientes después de cada comida, especialmente tras la cena.

Prevenir la caries del biberón: para ello, es fundamental retirar el biberón y el chupete antes de que el bebe cumpla los dos años de edad.

Utilizar la pasta dentífrica adecuada: pasta con flúor.

Revisar la boca de los niños: tanto en casa como acudiendo a un chequeo dental una o dos veces al año.

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